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«El músculo es un órgano endocrino vital en el desarrollo y tratamiento de la obesidad y la diabetes tipo 2»

El Dr. Francisco Fdez. Capel, médico endocrinólogo de Juaneda Hospitales, destaca la importancia de los ejercicios de fuerza para la pérdida y el mantenimiento de peso, sobre todo en pacientes que usen fármacos para perder peso.

Muchos de los abordajes populares de la obesidad se centran en conseguir pérdidas importantes de peso en un corto plazo. Sin embargo, el Dr. Francisco Fdez. Capel, médico endocrinólogo de Juaneda Hospitales, especialista en obesidad, con consulta en el Hospital Juaneda Miramar, destaca la importancia de conseguir una pérdida de peso mantenida en el tiempo, para lo cual el músculo juega un papel crucial.

«La obesidad, una enfermedad de alta prevalencia hoy en día y que asocia múltiples complicaciones, se ha relacionado clásicamente con un exceso de peso, pero es necesario comprender que se trata de un problema de exceso de grasa (tejido adiposo) que suele ir asociado con un déficit de masa muscular (obesidad sarcopénica)», explica el Dr. Fdez. Capel, y añade:

«Es importante que los pacientes sepan que el músculo tiene un papel fundamental en la prevención y en el tratamiento de las enfermedades relacionadas con la obesidad, como la diabetes tipo 2, porque es el principal responsable de la captación de glucosa y, por ende, de regular y mejorar la sensibilidad que tiene un organismo a la insulina. La resistencia a la insulina es la responsable del desarrollo de diabetes tipo 2».

Sucede que «de forma natural, después de los 30-40 años de edad, comienza un proceso de paulatina pérdida de masa muscular, que se acrecienta con la edad y que en la mujer se acentúa después de la menopausia». Esta pérdida de masa muscular tiene diversas consecuencias, explica el Dr. Fdez. Capel:

«Al ser el principal determinante del gasto calórico de un organismo, se produce una disminución del mismo que favorece la ganancia de peso. Además, la pérdida de masa magra se relaciona con mayor riesgo de caídas y de fracturas, así como con un peor pronóstico en pacientes hospitalizados o con enfermedades graves».

Además de su papel en el gasto calórico y la sensibilidad a la insulina, «el músculo —destaca el Dr. Fdez. Capel— es un verdadero ‘órgano endocrino’. Cuando se ejercita produce miocinas o exercinas, mensajeros que actúan a diferentes niveles como el control del apetito o la regulación del tejido adiposo».

Por tanto, para el diagnóstico correcto de la obesidad hay que caracterizar el exceso de tejido adiposo pero también hay que valorar el tejido muscular, tanto su cantidad como su función: «De esta manera, se debe valorar el tejido adiposo por métodos como la impedanciometría o la ecografía nutricional».

El Dr. Fdez Capel señala también la necesidad de hacer seguidamente, un estudio del tejido muscular por pruebas de imagen, como la ecografía, pero también de su función, con técnicas como la dinamometría de mano que «mide la fuerza de agarre, un marcador pronóstico per se».

En pacientes con obesidad y en enfermos ingresados, «la fuerza de prensión disminuída determina un riesgo mucho mayor de fallecimiento. Los indicadores de fuerza muscular lo son, también, de supervivencia», destaca el Dr. Francisco Fdez. Capel, médico endocrinólogo de Juaneda Hospitales, con consulta en el Hospital Juaneda Miramar.

Y es que «tenemos que conseguir que el paciente entienda que el peso en la báscula es un marcador relativo e impreciso de salud, y que no necesariamente se correlaciona con la adiposis. Hay deportistas con una gran masa muscular y que tienen adiposis: halterófilos, jugadores de waterpolo… pero es una adiposis que no es patológica», lo cual refleja –según este experto— la importancia del tejido muscular en el desarrollo de las complicaciones derivadas del exceso de tejido adiposo, como el síndrome metabólico y la diabetes tipo 2.

La comercialización y popularización de fármacos de la familia de los análogos de GLP1, como Semaglutida (Wegovy) o Tirzepatida (Mounjaro), para el tratamiento de la obesidad ha supuesto una revolución para médicos y pacientes: «Este tipo de fármacos llevan más de 10 años entre nosotros, aunque se han popularizado en los últimos 4 o 5 tras la aparición de Ozempic como tratamiento de la diabetes tipo 2. Funcionan muy bien, son una herramienta muy útil, pero hay que usarla correctamente».

Estos fármacos consiguen «una pérdida de peso efectiva que, dependiendo del fármaco y la dosis, puede ser del 10 al 20%, cosa que antes era impensable con un medicamento y solo se conseguía con técnicas como el balón intragástrico o con cirugía bariátrica». Sin embargo, «estos medicamentos no son la panacea», destaca el especialista, y continúa:

«Estos medicamentos ayudan mucho en los primeros 6 o 12 meses, durante los cuales el paciente va perdiendo peso, y lo hace por muchos mecanismos, no solo por la pérdida de apetito que inducen. Si se mantiene el uso del fármaco se mantiene la pérdida de peso, pero el problema es que si se suspende, y no se hace nada más, se va a recuperar el peso, habrá un ‘efecto rebote’».

Además, no todo lo que se pierde es grasa: «De un 20 a un 40% del peso que se ha perdido puede ser masa muscular» lo cual condiciona una bajada del gasto energético. Y eso no nos interesa, ya que al dejar el tratamiento «el apetito regresa, el paciente vuelve a comer como comía y recupera el peso. Y de haber perdido grasa y músculo, –continúa el especialista en endocrinología– lo más probable es que solo se recupere grasa, con lo cual se están dando pasos hacia atrás. Por eso, cuando se usa el fármaco, es muy importante llevar una dieta rica en proteína y asociar un entrenamiento de fuerza, para que ese músculo no se pierda».

De igual manera, recalca el Dr. Francisco Fdez. Capel, es imprescindible trabajar en los hábitos dietéticos y de estilo de vida de modo que se instauren nuevas rutinas que permitan que la pérdida de peso sea sostenida en el tiempo. Para ello, es fundamental el seguimiento del paciente por un equipo multidisciplinar.

En definitiva, el Dr. Fdez. Capel destaca «la necesidad de que tanto facultativos como pacientes pasen de un modelo peso-céntrico a otro que considere ‘morfofuncionalmente’ al paciente con obesidad» y recomienda «llevar a cabo un tratamiento basado en medicamentos, junto con reeducación dietética y ejercicio físico, que permita cambiar hábitos de vida para conseguir una pérdida de peso mantenida. Para lo cual es fundamental ponerse en manos de un médico endocrinólogo especialista en obesidad».

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